¿Sabes que una de las claves principales de un rostro cuidado es la exfoliación? Se trata de uno de los pasos fundamentales de toda rutina de cuidados de la piel. No obstante, todavía sigue siendo un misterio para muchos y puede resultar difícil incluirlo en el día a día. Por ello, hoy te contamos todos sus secretos.
Qué es la exfoliación del rostro y cuál es su importancia
Cuando hablamos de exfoliar nos referimos, nada más y nada menos, que a eliminar la capa más superficial de la dermis. A pesar de que esto puede sonar un tanto agresivo no tienes de qué preocuparte. Mediante este tratamiento lograrás deshacerte de las células muertas de la superficie del rostro, limpiando en profundidad los poros y devolviendo un aspecto saludable a tu piel.
Los beneficios a nivel estético son muchos. La exfoliación devuelve la luminosidad a tu cara, ofrece una superficie más tersa y ayuda a combatir tanto los granos como los puntos negros. Es un paso indispensable si vas a aplicarte maquillaje, ya que hace que se asiente mucho mejor sobre la piel mejorando su acabado.
No obstante, es una parte de la rutina de la que todos podemos aprovecharnos, puesto que resulta igualmente determinante si necesitas afeitarte. Esto es así porque previene que los pelos se enquisten y facilita la supresión del vello facial.
Además de las mejoras estéticas, la exfoliación también tiene un impacto muy positivo en la salud de tu piel. Con este paso de la rutina consigues estimular la producción de colágeno, evitando la aparición de arrugas y de otras imperfecciones. Así es como se ha convertido en un imprescindible de la lucha contra los signos de envejecimiento.
Tipos de exfoliación facial
Ahora que ya sabes lo importante que es este paso llega la siguiente dificultad: ¡hay más de un tipo de exfoliación! Aunque hay varias clasificaciones, hoy vamos a diferenciar las dos formas fundamentales: la exfoliación física y la química.
La exfoliación física consiste en utilizar un gel que contenga pequeñas partículas que contribuyan a desprender las células muertas de la piel de forma mecánica. Los ingredientes que cumplen esta función pueden ser naturales, por ejemplo el azúcar o el café, o sintéticos, con forma de pequeñas bolitas de plástico. Los gránulos exfoliantes de origen natural suelen incluir más propiedades beneficiosas (por ejemplo, el café también tiene propiedades antioxidantes), mientras que los sintéticos son más contaminantes.
Por otra parte, la exfoliación química funciona aplicando de forma tópica ácidos especiales para este paso de la rutina. El ácido glicólico o el ácido láctico son algunos de los preferidos. Aunque pueda resultar demasiado agresiva, en realidad este tipo de exfoliación no es peligrosa y coadyuva a regenerar la piel en profundidad. Eso sí, debes asegurarte de usar protector solar, dado que tu rostro se volverá más fotosensible.
Cada cuánto tiempo debes exfoliarte la cara
A pesar de que la exfoliación del rostro es muy beneficiosa, también debes tener en cuenta que no es algo que debes hacer todos los días. Si abusas de este paso de la rutina puedes acabar irritando tu epidermis y creando rojeces.
Ten en cuenta que los productos exfoliantes más fuertes no debes utilizarlos más de una vez por semana. Por ejemplo, si vas a incluir un ácido en tu rutina es mejor que lo pruebes primero en el brazo y lo utilices tan solo una vez a la semana en el rostro. Las pieles acneicas admiten utilizar la exfoliación con mayor frecuencia, pero siempre sin abusar.
Los exfoliantes más suaves puedes emplearlos más a menudo, pero en general es mejor que dejes descansar la piel uno o dos días a la semana. Así, le darás tiempo de regenerarse y prevendrás que aparezcan signos de irritación.
Cómo encaja la exfoliación facial en tu rutina diaria
Uno de los beneficios de la exfoliación es que ayuda a que el resto de los productos de tu rutina diaria penetren mucho mejor en el rostro. De esta forma, si tienes la piel seca querrás incluir este paso justo después de tu limpieza básica. Así, tanto el tónico, como el sérum y las cremas que uses para tu tipo de piel tendrán un efecto más completo.
Por ejemplo, una crema para piel deshidratada se caracteriza, precisamente, por ser rica en nutrientes y aceites que devuelven la elasticidad a la piel, hidratan en profundidad y evitan la aparición de las arrugas. Con una buena exfoliación consigues que estos nutrientes actúen en profundidad, preservando la salud de tu piel. Lo mismo ocurre con las pieles grasas, una buena exfoliación contribuye a limpiar los poros y evita la aparición de brillos y granos.
Si sigues todos estos consejos conseguirás introducir la exfoliación del rostro en tu rutina diaria y comprobarás cómo tu piel comienza a mejorar. Recuerda que es un paso imprescindible no solo para tener un buen aspecto, sino también para retrasar la aparición de los signos del envejecimiento.